La capilla tal como la conocemos hoy en día es de estilo postherreriano y fue promovida por la familia Pacheco quien donó parte de los terrenos para su construcción, dado que la familia era poseedora de amplios terrenos en la zona incluso aún a mediados del Siglo XVIII .Escogió los terrenos más próximos a la casa de su mayorazgo, propiedad del Marqués de Cerralbo, y solares que había comprado para ampliar el emplazamiento; todos ellos próximos al ábside catedralicio, los cuales motivaron el pleito con el cabildo
Señalar así mismo que su precursor D. Francisco Pacheco, había sido arzobispo de Burgos y había estado al servicio de Felipe II con una importante carrera política y diplomática
La primera idea que tuvo, fue realizar una capilla funeraria en la catedral de C. Rodrigo. Pero la falta de acuerdo con el cabildo le obligó a la construcción de una nueva capilla, de grandes dimensiones y en terrenos pertenecientes en su mayoría a su familia, como antes señalé.
Señalar así mismo que su precursor D. Francisco Pacheco, había sido arzobispo de Burgos y había estado al servicio de Felipe II con una importante carrera política y diplomática
La primera idea que tuvo, fue realizar una capilla funeraria en la catedral de C. Rodrigo. Pero la falta de acuerdo con el cabildo le obligó a la construcción de una nueva capilla, de grandes dimensiones y en terrenos pertenecientes en su mayoría a su familia, como antes señalé.
La obra fue encargada a Juan de Valencia, seguidor del arquitecto de El Escorial Juan de Herrera. Las obras se iniciaron como señalé al principio en 1587, fallecido ya el arzobispo y fueron continuadas a partir de 1595 por Juan de Ribero Rada quien continuó con la ayuda también de Juan de Balbas quien se hizo más tarde responsable de las obras. Los trabajos sufrieron numerosos retrasos y parones siendo inaugurada un siglo después en 1685.Cien años de construcción que se fueron notando en la evolución de su estilo.
La capilla de Cerralbo es de planta de cruz latina con capillas a los lados y crucero, aunque con una sola nave con tribuna a los pies. Su aspecto exterior es de gran monumentalidad con muros realizados en perfecta sillería, rematándose todo el conjunto con una gran cúpula anillada, recubierta con placas de cobree, que se remata con una estilizada linterna.
La capilla de Cerralbo es de planta de cruz latina con capillas a los lados y crucero, aunque con una sola nave con tribuna a los pies. Su aspecto exterior es de gran monumentalidad con muros realizados en perfecta sillería, rematándose todo el conjunto con una gran cúpula anillada, recubierta con placas de cobree, que se remata con una estilizada linterna.
Cuenta el exterior con dos monumentales escudos labrados en mármol de Carrara realizados por Francisco Gallego hacia 1627.
La puerta principal del templo está encuadrada entre pilastras, que se continúan hacia el segundo cuerpo, donde se sitúa el gran escudo de la portada, sobre el que se abre una gran ventana sobre la que se construye un gran frontón triangular que remata la fachada del templo. La fachada lateral que se abre en el lado de la casa de los capellanes, consta de arco de medio punto, encima del cual se sitúa el segundo escudo antes mencionado.
El edificio albergó, depósito de municiones y pólvora tras su expolio por los franceses y aún después de la guerra siguió siendo depósito de municiones, explotando en 1818, destruyendo la cúpula e importantes elementos arquitectónicos. Quedó abandonada y fue restaurada a fines del Siglo XIX con la cúpula y linterna actual
En su interior, contiene los restos de miembros de la casa Cerralbo entre los que destaca el sepulcro del XVII Marqués D. Enrique Aguilera y Gamboa fallecido en 1922 y que donó su Palacio como fundación al Estado en época de Primo de Rivera. El sepulcro fue realizado por el reconocido escultor Mariano Benlliure al que siempre se atribuyó erróneamente en Ciudad Rodrigo el llamador de la actual Escuela Hogar.
En su interior, contiene los restos de miembros de la casa Cerralbo entre los que destaca el sepulcro del XVII Marqués D. Enrique Aguilera y Gamboa fallecido en 1922 y que donó su Palacio como fundación al Estado en época de Primo de Rivera. El sepulcro fue realizado por el reconocido escultor Mariano Benlliure al que siempre se atribuyó erróneamente en Ciudad Rodrigo el llamador de la actual Escuela Hogar.